lunes, 19 de enero de 2015

Tatuajes en la espalda.

Nunca creí que alguien lloraría por mi. Nunca. Me pensaba insignificante, y aunque para algunos no lo fuera sabía que nadie derramaría una lágrima por mi.
La persona a la que más quiero, pero la que menos me imaginaba que lloraría por mí, ayer, abrazado a mi, lloró.
Y no sabía como reaccionar, estaba ahí, susurrándole que dejara de llorar, que le quiero...
Todo lo que fuera para calmarle, me iba la vida en ello, porque veía que lo había decepcionado. Si, me sentía como una mierda por haber decidido marcharme, porque aunque él lo sea todo para mí, debo irme. Y 10 meses se pasan rápido... ¿por qué no intentarlo? Y sino, siempre nos podemos esperar. Si nos queremos... todo se puede.

Sé que hoy os esperaríais algo más corto, un poema o un intento de ello. Pero debía de contar eso primero para escribir lo que de verdad venía a decir...

'' Y le prometí en silencio que estaría siempre a su lado, que intentaría con todas mis fuerzas que fuera eterno.
Dibujé un infinito con mi dedo por su espalda mientras intentaba tranquilizarlo, no me gustaba verle así, porque sabía que terminaría llorando y él se daría cuenta. Y no quería eso, solo quería tranquilidad.
Con esa tinta invisible sobre su espalda conseguí que se calmara, pero, sin darme cuenta, esa misma tinta se había quedado en su espalda grabada. Invisible, pero al fin y al cabo formaba una promesa. La mía. ''

Es de mi cosecha, pobre como siempre, pero este texto me gusta, tiene algo que sé que nunca más se va a repetir. Es algo mío y suyo.

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